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viernes, 28 de febrero de 2020



 COSTILLAS ADOBADAS






Quiénes seguís el blog desde el inicio y hayáis leído la presentación del mismo, sabéis que además de entretenimiento, revulsivo contra el paro y compartir las recetas con todos, éste pretende ser también un cuaderno (virtual) de cocina para mis hijas. Por eso, tienen que estar, además de las recetas muy elaboradas , las supersencillas, pero que son ésos platos que se hacen en casa desde siempre,  que ya hacían su abuela y su bisabuela. 





De ahí que hoy traiga estás costillas adobadas, un plato sencillo y económico.  

Es mejor hacer cantidad, al menos 2 kg. Después de cocinadas duran varios días en el frigorífico. 
Como tapa con una caña o vino. Como segundo plato con una verdura a la plancha o ensalada. 
Unas patatas guisadas con estás costillas, a las que además le añadimos unas zanahorias y alcachofas es un primer plato de diez. 
Y ni os cuento cómo queda un arroz, el sabor es increíble.





Podéis utilizar costilla de cerdo blanco o ibérico. Diferencia: la de guarro blanco suele tener más carne, la de ibérico, más grasa y menos carne, pero indudablemente con mucho mejor sabor. 

Muchas veces cuando he explicado cómo las hago, que es como las hacia mi madre, me dicen, y no le pones vino? No, no llevan vino. 
Una buena carne y un buen pimentón (de la Vera) y no hace falta más.

Os cuento ya los poquísimos ingredientes que vamos a utilizar y lo fáciles que son. 

Os pongo las cantidades para un kg. 


INGREDIENTES





1 kg de costillas de cerdo blanco o ibérico.
3 dientes de ajo 
1 cucharada rasa de sal ( puede necesitar un poco más, pero es mejor rectificar al final)
1 cucharada colmada de pimentón de la Vera (agridulce)
agua para cubrir
Puede ser que necesitemos también un poquito de aceite de oliva virgen extra.


ELABORACIÓN






Partimos las costillas a trozos , entre hueso y hueso, o pedimos en la carnicería que nos lo hagan. 
Una vez todas cortadas las colocamos en un recipiente que estén un poco holgadas. 
En el mortero majamos los ajos con la sal, añadimos el pimentón y desatamos con un poco de agua. Ponemos sobre las costillas y las vamos frotando con las manos , que queden todas impregnadas de la mezcla. 
Por último agregamos agua hasta que estén bien cubiertas, las tapamos y conservamos en el frigorífico 24 horas. 
Pasado ese tiempo, volcamos todo el conjunto (la carne con el adobo y toda su agua) en una cazuela amplia y plana. Ponemos el fuego fuerte y cuándo empiece a hervir dejamos cocer a fuego lento, hasta que estén las costillas tiernas. Se irán cociendo con el agua del adobo y cuando ésta se apure, se irán friendo con su propia grasa. Aquí es cuando, si las costillas no tienen mucha grasa, habrá que añadirle un poco de aceite de oliva virgen extra. 
A mitad de cocción probamos de sal, por si hay que rectificar. 
Ya terminadas y frías nos durarán varios días en el frigorífico. Podemos ir sacando pequeñas cantidades para una tapa, o como os he dicho antes, para hacer un guiso o un arroz.





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